A la salida del Sanatorio Otamendi, Pablo Pérez no ocultó su tristeza tras el ataque al micro de Boca y la bochornosa suspensión de la final de la Libertadores.
Luego de ese repudiable episodio, el capitán de Boca sufrió una lesión en su ojo izquierdo que le impidió disputar el encuentro y deberá realizarse nuevos controles. Pero más allá de esta situación, su angustia pasa por algo mucho más importante: el mal momento que tuvo que pasar su familia.
“Es una vergüenza lo que sucedió. Tengo mi señora y tres hijas. La mayor me abrazó cuando llegué a casa y estaba llorando. Uno no puede jugar de esta manera, esto no puede pasar más”, contó. Y luego, Pablo hizo un análisis mucho más profundo al revelar el miedo que sintió al entrar al Monumental.
No puedo ir a una cancha donde no me brindan seguridad. ¿Qué pasaba si jugábamos y ganábamos? ¿Quién me saca de ahí? Si la gente estaba loca antes de entrar, imaginate si les dábamos la vuelta en su estadio. ¡Me matan! No voy a jugar en una cancha donde puedo morir”, sentenció el capitán Xeneize.